Este es uno de varios sermones escritos en inglés y español por pastores de la Iglesia Luterana de Perú y el Sínodo de la Costa del Golfo Texas-Louisiana, ELCA, para el domingo (3 de junio de 2018) antes del Día del Medio Ambiente (5 de junio de 2018) . El sermón aparece en español primero, luego en inglés, a continuación.
This is one of several sermons being written in English and Spanish by pastors in the Lutheran Church of Peru and the Texas-Louisiana Gulf Coast Synod, ELCA, for the Sunday (June 3, 2018) before Environment Day (June 5, 2018). The sermon appears in Spanish first, then in English, below.
Como una semilla de mostaza
Día Ambiental, Junio 2018
Rev. Ofelia Dávila
Iglesia Luterana San Juan Camino de Esperanza, Lima, Peru
IV Domingo después de Pentecostés
Junio 17, 2018
Marcos 4:26-34
El Evangelio según san Marcos que vamos a reflexionar forma parte de la misión de Jesús en Galilea, y el texto es parte del III bloque que describe la actividad en Galilea.
I. Introducción 1: 1-13
II. Labor en Galilea cap. 1: 14-3:6
III. Culmina su Labor en Galilea 3:7- 6:6a
IV. Extiende su Actividad 6:6b -7:23
V. Retirada a Fenicia y Vuelta cap. 7:24- 8:26
VI. Retirada a Cesárea y Viaje a Jerusalén cap. 8:27 -10:52
VII. En Jerusalén 11:1- 13:37
VIII. Pasión y Resurrección cap. 14:1- 16:20
El texto Marcos 4: 26 -34 nos presenta 2 Parábolas que explican a que se parece el Reino de los cielos, para ello usa ejemplos de la naturaleza y la acción de Dios sobre ella. Ejemplos de la vida cotidiana que realizan las personas en su día a día.
Analicemos las parábolas:
- Parábola del sembrador
La primera parábola nos describe a Jesús enseñando a la gente en Galilea con ejemplos de la naturaleza que son fáciles de entender por aquellos que escuchan y que tienen conocimiento de cultivar la tierra son ejemplos a hombres y mujeres que saben la labor de sembrar, cuidar y cultivar una planta.
Jesús comparte a la gente de Galilea que es el Reino transmite su Misión anunciándoles que el reino de los Cielos es la acción de quien esparce la semilla. (26-29)
“Esparcir la semilla en la tierra para que brote y crezca”
Si alguna vez han sembrado una semilla de cualquier hortaliza o árbol, han tomado el cuidado de seguir todas las instrucciones de las personas sabias que conocen de este don, el tomar cuidado es necesario para llegar a tener una buena planta sana y que crezca fuerte.
Esparcir la semilla en la tierra y que nazca una planta toma su tiempo, especialmente cuando hay que esperar que la semilla muera y de paso a una nueva vida trayendo consigo toda esa carga genética, esta acción de nacer es un milagro porque la fuerza de una semilla es un misterio hasta que brote y se transforme en una planta fuerte. Sabemos que esto es posible por la acción de Dios presente en la naturaleza y toda la creación.
La acción de crecimiento de cualquier árbol es lenta hasta que llegue a dar frutos. No olvidando que nuestro compromiso cristiano es “echar la simiente sobre la tierra, y dejar en libertad de discernir a hombres o mujeres que cada uno toma su propio proceso y no decirle el o ella en qué lugar o en qué momento el o ella deben dar fruto. El acompañarles y brindar apoyo con oración o desde escucharles con sabiduría y sin criticar hará que nuestros hermanos y hermanas que reciben la palabra puedan recibirlo y vivirlo, los detalles de abrazar el evangelio y realizar su misión cristiana son conocidos solo por Dios, son a través de frutos que podemos ver sus procesos de vida cristiana.
- Parábola del grano de mostaza
Parábola del grano de mostaza, es usada por Jesús para describir el reino de los cielos. “Una vez sembrada crece hasta convertirse en la más grande de las hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves pueden anidar bajo su sombra».
Con esta parábola Jesús está explicando a las personas que lo escuchan como es El reino de Dios. El Reino que comienza a ser compartido con Jesús, sus discípulos y luego los primeros cristianos después de Pentecostés, haciendo que más personas conozcan el amor y la obra salvífica de Dios, inicia bien pequeño, allí en Galilea la Misión y crece y alarga sus ramos como las de la mostaza para extenderse en el mundo y hasta que los pajarillos hagan sus nidos.
El texto de Marcos habla de ejemplos concretos que nos acercan a la naturaleza, la tierra, el tiempo que toma una planta para crecer y dar sus frutos, en este mes que nos comprometimos con el medio ambiente, Reflexionar sobre el Reino de Dios, que es como la acción de un sembrador que pone las semillas en la tierra y deja en libertad a la planta para nacer y brotar de la tierra, abriéndose a la vida y en el ambiente puede encontrar agua , otras plantas que la sofoquen y luchar por vivir. Nos recuerda también la carrera contra el tiempo ahora que nuestro planeta se está sufriendo el calentamiento global y estamos sobre la marcha a respetar el suelo donde vivimos, y a cuidar nuestros hábitos de cuidado del planeta, ahora a través de las redes podemos compartir experiencias de cómo aprovechar mejor los recursos naturales, de cómo reciclar y no contaminar los ríos y mares.
Observo que en estos últimos años hemos tomado un poco más de conciencia de cuidar la creación que Dios nos ha confiado. Por ello cuando vamos a la Playa en verano, enseñamos a los niños y niñas a recoger sus desperdicios y ponerlos en los tachos de basura. La semilla en los corazones y mentes de más personas sobre el cuidado de la creación ahora está siendo una constante, aunque hay mucho por hacer.
En mi opinión, Hablar del Reino de Dios, es hablar de la bendición de vivir en una sociedad saludable, donde respetemos y cuidemos el lugar donde vivimos, porque el Reino de Dios es tener vida digna respetando las normas de convivencia no contaminando y promoviendo una sociedad más saludable con un medio ambiente menos contaminado, hagamos nuestra tarea abracemos las
Nuestra salud. Promover la idea de sembrar un árbol es casi del pasado, motivemos a nuestros jóvenes a realizar esta actividad porque este es un proceso de crecimiento. Faltan trabajador@s en el reino de Dios que “está cerca” (1:15), contamos con la gracia y el amor de Dios para traer el reino, pequeño y aparentemente sin importancia como una semilla de mostaza pero con la gracia divina se “Esparcirá la semilla en la tierra para que brote y crezca” en los corazones de hombres y mujeres de nuestra iglesia y comunidad.
Pra. Ofelia Dávila LLimpe
Like a Mustard Seed
Environment Day, June 2018
Rev. Ofelia Dávila
St. John Way of Hope Lutheran Church, Lima Peru
The Fourth Sunday after Pentecost
June 17, 2018
Mark 4: 26-34
The Gospel according to Mark on which we are going to reflect is part of the mission of Jesus in Galilee, and the text is part of the third block, below, which describes the activity in Galilee.
I. Introduction – 1:1-13
II. Work in Galilee – 1:14-3:6
III. Culmination of his Work in Galilea – 3:7-6:6a
IV. Extension of his Activity – 6:6b-7: 23
V. Journey to Phoenicia and Return – 7:24-8:26
VI. Journey to Caesarea and Trip to Jerusalem – 8:27-10:52
VII. In Jerusalem – 11: 1- 13:37
VIII. Passion and Resurrection – 14:1-16:20
The text, Mark 4: 26-34, presents us with two parables that explain what the Kingdom of Heaven looks like, for this, it uses examples from nature and God’s action upon it. Examples of everyday life that people do day by day.
Let’s analyze the parables:
1. Parable of the Sower
The first parable describes Jesus teaching the people in Galilee with examples of nature that are easy to understand by those who listen and who have knowledge of cultivating the land. They are examples to men and women who know the work of sowing, caring for, and cultivating plants.
Jesus shares with the people of Galilee about the Kingdom, explaining his Mission and announcing to them that the Kingdom of Heaven is like one spreading seeds. (26-29). “Spread the seed on the ground so that it sprouts and grows.”
If you have ever sown a seed of any vegetable or tree, have taken care to follow all the instructions of the wise people who have this gift, you know it is necessary to take care, in order to get a good healthy plant that grows strong.
Spreading seeds on the ground and waiting for the plant to be born takes time, especially when you have to wait for the seed to die and for the process of a new life, bringing with it all that genetic baggage. This business of being born is a miracle because the life force of a seed is a mystery until it sprouts and transforms into a strong plant. We know that this is possible because of the action of God present in nature and all of creation.
The action growing any tree is slow until the time it bears fruit. And don’t forget that our Christian commitment is to “cast the seed on the earth, and give people freedom to discern — because they each have their own process — and not tell them when or where they should bear fruit. Accompanying them and offering support with prayer or listening with wisdom and without criticism will make our brothers and sisters who receive the word receive and live it. The details of embracing the gospel and living out their Christian mission are known only by God. It is through these fruits that we can see the processes of Christian life.
2. Parable of the Mustard Seed
The Parable of the Mustard Seed is used by Jesus to describe the kingdom of heaven. “Once planted it grows to become the largest of plants, with branches so large that birds can nest in its shade.”
With this parable Jesus is explaining to the people who listen to him about the kingdom of God. The coming reign is to be shared with Jesus, with his disciples and then with the first Christians after Pentecost, making it so that more people know the love and saving work of God. It begins very small, with the mission in Galilee. Then it grows and stretches out its branches like those of mustard tree, to extend itself in the world so that the birds can make their nests.
The text of Mark gives us concrete examples that bring us closer to nature, the earth, and the time it takes for a plant to grow and bear fruit. In this month in which we have committed ourselves to the environment, we reflect on the reign of God, which is like a sower who scatters the seeds on the earth and sets the plant free to be born and sprout from the earth. Opening itself to life and in the environment it can find water, while other plants struggle and fight to live. It also reminds us of the race against time now that our planet is suffering from global warming. We are moving toward respecting the soil where we live, and tending to our habits of caring for the planet. Now through networks we can share experiences of how take better advantage of natural resources, how to recycle and not pollute rivers and seas.
I observe that in recent years we become a little more aware of caring for the creation that God has entrusted to us. So when we go to the beach in summer, we teach the children to collect their trash and put it in the trash cans. The seed in the hearts and minds of more people about the care of creation is now becoming a constant, although there is much to be done.
In my opinion, to speak of the Kingdom of God is to speak of the blessing of living in a healthy society, where we respect and take care of the place where we live, because the reign of God is having a dignified life respecting the norms of coexistence — not contaminating but instead promoting a healthier society with a less polluted environment. Let’s do our homework and embrace our health. Promoting the idea of planting a tree is almost a thing of the past. Let’s motivate our young people to carry out this activity because this is a process of growth. Workers are needed in the reign of God that “is near” (1:15). We can count on the grace and love of God to bring in God’s reign, at first small and apparently unimportant, like a mustard seed. But with divine grace, “Seeds will be scattered on the earth so that it springs up and grows” in the hearts of men and women of our church and community.
Pra. Ofelia Dávila LLimpe
Bishop Michael Rinehart 